Chapter XXII.

Criaturas Tramposas

¿Alguna vez se han perdido? Perderse puede ser una sensación muy abrumadora. Saben a lo que me refiero, ¿verdad? Estan en un lugar desconocido, completamente nuevo, y no saben a donde ir ni de donde vinieron. Por suerte esta sensación es usualmente temporal; eventualmente encontramos nuestro camino otra vez, ya sea con la ayuda de alguien o con nuestros propios recursos. Pero a veces, no es tan fácil…

Hay veces en que los viajeros desafortunados no pueden ubicarse y están a la merced de sus entornos. Esta es una situación muy precaria para el viajante, el miedo y la duda empiezan a infiltrarte y uno se siente extremadamente vulnerable. Por eso, en los mitos y leyendas, esta es precisamente la oportunidad que las criaturas mágicas del bosque aprovechan para jugar sus trucos. Seguramente han oído antes alguna leyenda sobre una criatura así, algunas son malignas y otras son simplemente traviesas, pero todas son engañosas y muy ingeniosas.

Hoy les hablaré de dos criaturas que habitan las leyendas de Sudamérica. La primera es más que nada juguetona pero aún así muchos de sus creyentes le tienen mucho respeto. En Paraguay cuentan de la existencia de una pequeña criatura peluda a quien llaman el “Pombero”. Su origen es la mitología Guaraní, de los pueblos nativos de Paraguay, y lo describen como un hombrecito moreno, muy velludo y fornido, con boca y pies grandes. A veces dicen que usa un sombrero de paja y carga una bolsa grande sobre su hombro y aseguran que posee la peculiar habilidad de girar sus pies para confundir a quienes lo siguen con huellas que apuntan en varias direcciones. Su gran sonrisa y baja estatura le otorgan una apariencia algo graciosa, pero no se dejen engañar, el Pomberito puede ser peligroso también.

Quienes creen en él, dicen que puede ser amigo o enemigo del hombre dependiendo de cómo lo tratemos. Para ganarse sus buenas gracias, los granjeros le dejan ofrendas de licor, tabaco y miel frente a sus puertas cada noche. De esta manera lo mantienen como aliado y se protegen de sus “travesuras” que incluyen: ahuyentar al ganado, arruinar cosechas y robar gallinas. Los que viajan por el campo dicen que siguiendo algunas simples reglas se pueden evitar los encuentros desagradables con el Pombero. No se debe hablar mal de él, porque su oído es muy agudo y está también prohibido silbar de noche porque esto lo molesta mucho. La leyenda del Pombero está en constante evolución y la lista de sus poderes continúa creciendo porque cada vez que alguien se lo encuentra, se lleva una gran sorpresa.

Pero las travesuras del Pombero son mansas comparadas a los trucos crueles de la “Mancarita”, una criatura que acecha a los hombres en Colombia. Esta leyenda probablemente originó en la región de Santander, donde los campesinos cuentan de una mujer salvaje que aterroriza los caminos desolados. Usualmente la describen como una mujer de cabellera muy larga y con un solo seno, que habita en el bosque desnuda o cubierta de plantas y tierra. Cuando ella ve a un viajero solitario lo atrae hacia su trampa imitando perfectamente los llantos de un bebé o, lo que es aún más impresionante, la voz de alguien conocido.

¡Imagínense eso! Están paseando por un sendero, quizás regresando a casa una noche después de ir al pueblo y de pronto escuchan una voz familiar. Tu madre, o tu hermano, o tal vez uno de tus hijos te llama y la voz proviene de entre los árboles al lado del camino. Aún si estuvieras seguro de que fuera imposible, lo más probable es que lo investigarías por si acaso. Y entonces, apenas dejas el sendero y entras al bosque ya es demasiado tarde porque ahí está la Mancarita esperándote. Lo que sucede luego es especulación ya que nadie quien haya caído en la trampa jamás ha regresado para contarlo. Algunos dicen que la Mancarita se convierte en árbol con forma de cuerpo de mujer y que el hombre que la ve no puede evitar sino acercarse a tocarla. Pero una vez que la tocan el tronco se abre y rápidamente engulle a su víctima para luego digerirla lentamente bajo la tierra.

De travesuras a fechorías fatales, estas criaturas del bosque siempre encuentran formas de engañar a los viajeros descuidados. Si hay una lección que estas leyendas buscan compartir es que siempre es mejor viajar acompañado y respetar tus entornos. Y si es necesario viajar solo, mejor es prevenir que lamentar, porque todos queremos compartir estas historias en lugar de convertirnos en el ejemplo.

¡Hasta la próxima semana amigos
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