Chapter II.

La leyenda de la llorona

LEYENDA: Narración tradicional con elementos tantos ficticios como históricos que se transmite de generación en generación.

Viajando de lugar en lugar, descubrimos que una de las cosas que más nos atrae es el folclor. Se trata de la expresión de la cultura; los bailes, costumbres, música y otras tradiciones que hacen únicos a cada pueblo y su gente. Y detrás de cada tradición, casi siempre, hay una buena historia, algo que revela su origen o transmite una moraleja a través de las generaciones. Éste es el dominio de las leyendas.

En general las leyendas se transmiten de forma oral, pueden ser cortas o largas sagas como la Odisea de los griegos o las leyendas del rey Arturo en Inglaterra. A diferencia de los mitos, las leyendas no cuentan la historia de dioses sino de personas, tal vez ficticias y a veces heroicas, pero comunes como todos nosotros. Aunque a veces también encontramos en las leyendas a criaturas fabulosas como fantasmas y sirenas.

Y hablando de criaturas fabulosas, hay una en particular que ha formado parte de mis pesadillas y las de incontables otros por todo Latinoamérica. Se trata de la Llorona, un espectro de mujer que aparece usualmente de noche para espantarnos con sus gritos desgarradores y apariencia escalofriante. Esta leyenda existe en varias versiones y de país en país el origen del espectro cambia.

En Chile por ejemplo, la mujer se llama Norma y vive en una aldea remota donde su marido trabaja en una mina. Él trabaja largas horas en esta mina y la soledad y la desesperación atraen a Norma hacia la magia negra. Una noche, el marido de Norma, luego de escuchar rumores acerca de su esposa en la aldea, la sigue en secreto hasta el río donde es testigo de sus rituales satánicos. Esa misma noche él huye de su hogar y se lleva a sus hijos también. Cuando Norma regresa a casa y descubre que se han ido enloquece de pena y empieza a llorar. Lloró y lloró con alaridos espeluznantes que se volvieron cada vez más fuertes hasta que los mismos demonios que ella invocaba, se espantaron al oírla. Su piel se marchitó como si hubiera muerto y comenzó a flotar por la aldea como un cadáver que llora incesantemente por sus hijos y roba las almas de aquellos desafortunados que se la encuentran.

Dice también la leyenda que la única forma de protegerse de esta aparición es llamándola por su nombre. Así que si algún día están en un pueblito chileno y escuchan un llanto demasiado aterrorizante para ser humano, recuerden que antes de convertirse en la Llorona, esa pobre mujer se llamaba Norma.

La leyenda ha sido transmitida por cientos de años y en todas sus diferentes versiones ha servido de advertencia para generaciones de niños que regresan a sus casas obedientemente al caer la noche por miedo a encontrarse con esta terrible criatura.

La próxima semana regresamos con más mitos y leyendas, hasta entonces si escuchan unos llantos extraños, no se preocupen, probablemente sólo sea el viento.